miércoles, 5 de agosto de 2009

El fantasma en el local


Me encontré en los ojos de un desconocido.
Entre a un local y ahí estaba ella, tan luz y tan asustada, tan hermosa y tan monstruo, tan humana y tan rechazada.
Al principio no entendí, me quería ir… no quería comprar ahí, no me interesaba, no me sentía cómoda. Mi acompañante insistió y tuve que ceder.
Yo me veía en sus ojos, yo sabia todas y cada una de sus mayores desdichas, conocí y vi. Entero su dolor. Ella no lloraba, no estaba triste ni nada, hoy no… hoy brillaba, “siempre brilla” pienso yo.
Lastima que nadie la quiera ver, lastima que ella sea la victima de un mundo tan triste, lastima que nos lastimemos entre nosotros…
Eso pensaba yo.
Ella no me miraba, quizás yo la incomodaba tanto como ella a mi, acaso no le importo…
Yo todavía pienso en ella, tantas horas después de conseguir librarme de ese bendito local… todavía pienso en ella que, ahora que lo pienso, nunca me miro
Seguramente se dio cuenta que yo la vi.
Seguro se dio cuenta que no se tenia que esconder nada, que yo sabia como se sentía ese dolor
Y siempre me pasa igual, siempre es igual…
Quería abrazarla
Pero no me anime
Siempre soy una cobarde
Debería haberle sonreído, mostrarle mi compasión, mi sonrisa amiga, decirle que es hermosa… porque era hermosa
Yo vi. sus lagrimas, hasta creo imagine una canaleta en sus mejillas
Son esas lágrimas que se lloran sin querer, desde que usas guardapolvo, las lágrimas que la hacían mirar para abajo y no mirarme
Yo tampoco la miraba
No me intereso hasta que, antes de salir, casi sin querer vi. una foto tras el mostrador
Descarada me acerque, era ella y dos mas en la foto
Casi con una sonrisa le pregunte: “Ese es tu bebe?”
“Si, me dijo, ella es Clementina y mi esposo Mateo”
Y entendí todo
Entendí el destino de entrar a ese local
Entendí que ella no estaba triste, que ella si había entendido
Entendí que yo estoy triste, que yo solita me sigo ahogando en realidades que ni yo creo, en realidades que no son reales, en mentiras que alguien me dijo y no puedo dejar de creer.
Yo estoy triste, yo no comprendo, yo tengo miedo, yo soy la que no cree en las Clementinas y los Mateos
Yo soy mi mayor fantasma
Mi mayor enemigo
Esa soy yo.

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