lunes, 25 de agosto de 2014

cien



Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para remover el café. 
Julio Cortázar




la configuración de un hombre no se hizo por huir de su casa cuando la misma tierra que lo alimentó le negó la vida. se hizo hombre al ser real consigo mismo, se fue porque no pegaba con los de moda.
fue traductor porque no le alcanzaron las palabras de un solo idioma.
aprendió la auto sanación curándose de su neurosis haciendo lo único que sabia hacer.
dicen que en paris vivía en un tercer piso sin ascensor. y pienso en gabi y yo subiendo los tres pisos de escaleras de la casa de antonin enojados porque nos pesaban nuestras mochilas; ingenuos y desagradecidos.
no quise ir a Montparnasse. si apenas me bajé del tren supe porque te habías quedado ahí tanto tiempo.
y que a mi también me cuesta aceptar la vida como es dada. eso

https://www.youtube.com/watch?v=ojLgN7wqc5A




MANUAL DE INSTRUCCIONES

"La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrise paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañan topar con el paralepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero «Hotel de Belguique». 



Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien. 



Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para remover el café. 

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los numeros que buscas. ¿Por qué te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso. ¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina."










cien



Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para remover el café. 
Julio Cortázar




la configuración de un hombre no se hizo por huir de su casa cuando la misma tierra que lo alimentó le negó la vida. se hizo hombre al ser real consigo mismo, se fue porque no pegaba con los de moda.
fue traductor porque no le alcanzaron las palabras de un solo idioma.
aprendió la auto sanación curándose de su neurosis haciendo lo único que sabia hacer.
dicen que en paris vivía en un tercer piso sin ascensor. y pienso en gabi y yo subiendo los tres pisos de escaleras de la casa de antonin enojados porque nos pesaban nuestras mochilas; ingenuos y desagradecidos.
no quise ir a Montparnasse. si apenas me bajé del tren supe porque te habías quedado ahí tanto tiempo.
y que a mi también me cuesta aceptar la vida como es dada. eso

https://www.youtube.com/watch?v=ojLgN7wqc5A




MANUAL DE INSTRUCCIONES

"La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrise paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañan topar con el paralepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero «Hotel de Belguique». 



Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien. 



Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para remover el café. 

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los numeros que buscas. ¿Por qué te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso. ¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina."










domingo, 24 de agosto de 2014

XY



Tengo tristes los pezones.
Colorados, agrietados,
infértiles en las palabras.
Pesados, eternos.

Pasadas unas semanas,
dibujo pétalos a su alrededor.
Me dejo sentir la brisa,
libre.

Me giro y lo miro, tan peculiar
me dice que si con los ojos,
con  el sonido de los autos, con sus uñas
 con su cuerpo entero ante mí.

"Tenes cara seria vos"
Y le cuento, de los pezones
que ya no duelen
que me los ha curado la lluvia.







Funda fotografiada por la Cochi en la herradura después de una lluvia.
Nada más que un poco de tiempo.

https://www.youtube.com/watch?v=Y4AvYeMTjLU




"...Hay en mí dos almas, y la una tiende siempre a separarse de la otra; la una apasionada y viva, está apegada al mundo por medio de los órganos del cuerpo; la otra, por el contrario, lucha siempre por disipar las tinieblas que la cercan y abrirse un camino para la mansión etérea. ¡Ah! ¡Si hay en las regiones aéreas espíritus soberanos que se ciernan entre la tierra y el cielo, dignense descender de sus nubes de oro y llevarme hacia una nueva y luminosa vida! Si poseyera una tunica magica que pudiese conducirme a aquellas regiones lejanas, no la daria por los más preciosos vestidos ni por el manto de un rey..."
Fausto, de Goethe



XY



Tengo tristes los pezones.
Colorados, agrietados,
infértiles en las palabras.
Pesados, eternos.

Pasadas unas semanas,
dibujo pétalos a su alrededor.
Me dejo sentir la brisa,
libre.

Me giro y lo miro, tan peculiar
me dice que si con los ojos,
con  el sonido de los autos, con sus uñas
 con su cuerpo entero ante mí.

"Tenes cara seria vos"
Y le cuento, de los pezones
que ya no duelen
que me los ha curado la lluvia.







Funda fotografiada por la Cochi en la herradura después de una lluvia.
Nada más que un poco de tiempo.

https://www.youtube.com/watch?v=Y4AvYeMTjLU




"...Hay en mí dos almas, y la una tiende siempre a separarse de la otra; la una apasionada y viva, está apegada al mundo por medio de los órganos del cuerpo; la otra, por el contrario, lucha siempre por disipar las tinieblas que la cercan y abrirse un camino para la mansión etérea. ¡Ah! ¡Si hay en las regiones aéreas espíritus soberanos que se ciernan entre la tierra y el cielo, dignense descender de sus nubes de oro y llevarme hacia una nueva y luminosa vida! Si poseyera una tunica magica que pudiese conducirme a aquellas regiones lejanas, no la daria por los más preciosos vestidos ni por el manto de un rey..."
Fausto, de Goethe



martes, 12 de agosto de 2014

Se llevó mi dolor y mi coraza



Si Dios estaba escondido en el horizonte,
Yo lo fui a buscar.

Naranja, amarillo, verde y celeste,
En ese orden.

Estaba en el medio del mar y no veía nada.
Me estaba ahogando y lo fui a buscar

Todavía no sé lo que se siente verlo.
Solo velos que se corren
Capas, y capas, y capas que yo me puse encima.

Arriba del celeste apareció el violeta transmutando miedos
Rayos rosados que iban más arriba de lo que yo podía ver

Sé que hay algo que descifrar en el cielo,
Y no es un espejismo de mi mar inmenso.




Tate Museum, Liverpool, Great Britain

https://www.youtube.com/watch?v=0Uc3ZrmhDN4

(Soy tal como Dios me creó)





El proceso de observación de un campo Cuántico hace que este colapse a través del proceso llamado decoherencia Cuántica hacia un estado estable de Física Clásica.

Las cosas aparecen estables cuando se las observa,nunca antes.



Se llevó mi dolor y mi coraza



Si Dios estaba escondido en el horizonte,
Yo lo fui a buscar.

Naranja, amarillo, verde y celeste,
En ese orden.

Estaba en el medio del mar y no veía nada.
Me estaba ahogando y lo fui a buscar

Todavía no sé lo que se siente verlo.
Solo velos que se corren
Capas, y capas, y capas que yo me puse encima.

Arriba del celeste apareció el violeta transmutando miedos
Rayos rosados que iban más arriba de lo que yo podía ver

Sé que hay algo que descifrar en el cielo,
Y no es un espejismo de mi mar inmenso.




Tate Museum, Liverpool, Great Britain

https://www.youtube.com/watch?v=0Uc3ZrmhDN4

(Soy tal como Dios me creó)





El proceso de observación de un campo Cuántico hace que este colapse a través del proceso llamado decoherencia Cuántica hacia un estado estable de Física Clásica.

Las cosas aparecen estables cuando se las observa,nunca antes.



El lujo del encuentro

Dejemos de ser dos humanos, para ser dos almas Dejemos los cuerpos, fusionemos en solo uno Dejemos también el tiempo, sé mi eterno instante ...