viernes, 25 de abril de 2014

La voluntad de Dios


 
No se sabe

No se dice

No se tiene.

Busco el sol,

ya lo siento en mis manos.

Abre el camino en mí.

Lo abro, lo acepto

Una nueva realidad.

Más cruda,

sin azul

La que hay, hagámosla bien

El camino del amor:

NO a la resistencia

 

Así!

De manifiesto

Una mujer que desconoce

Y busca tu nombre,

Amor

Om Zeus Deos Dios

Amor

Como su cuerpo lo dice,

cuando tiembla de frio.

Como su cuerpo lo dice,

con las manos al calor.

 

Te busco, voy camino al sol

Prendida fuego

Ave Fénix

Ave María.

 

Hablemos del clima

Como si no hubiera pasado nada…

 

No voy a olvidar

Porque sé que es amor…amar

Quiero que el viento me vuele el pelo que huele a vos,

y que este murmuro no sea más que un rumor.
 
Kar y Nat
 


 
 

POEMA DE LOS DONES
 
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
 
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
 
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
 
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.
 
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
 
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
 
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
 
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
 
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
 
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.



La voluntad de Dios


 
No se sabe

No se dice

No se tiene.

Busco el sol,

ya lo siento en mis manos.

Abre el camino en mí.

Lo abro, lo acepto

Una nueva realidad.

Más cruda,

sin azul

La que hay, hagámosla bien

El camino del amor:

NO a la resistencia

 

Así!

De manifiesto

Una mujer que desconoce

Y busca tu nombre,

Amor

Om Zeus Deos Dios

Amor

Como su cuerpo lo dice,

cuando tiembla de frio.

Como su cuerpo lo dice,

con las manos al calor.

 

Te busco, voy camino al sol

Prendida fuego

Ave Fénix

Ave María.

 

Hablemos del clima

Como si no hubiera pasado nada…

 

No voy a olvidar

Porque sé que es amor…amar

Quiero que el viento me vuele el pelo que huele a vos,

y que este murmuro no sea más que un rumor.
 
Kar y Nat
 


 
 

POEMA DE LOS DONES
 
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
 
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
 
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.
 
De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esta alta y honda biblioteca ciega.
 
Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.
 
Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.
 
Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.
 
Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.
 
¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?
 
Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.



viernes, 18 de abril de 2014

El amor siempre



No olvidar!
El amor siempre gana!
Porque el amor es uno mismo!
Son los arboles y el sendero
(y también las piedras del sendero)

Hay que ser valiente
Usar la verde verdad,
Sujeta en los suspiros

SOLTAR EL PECHO

Y usar antiparras para ver abajo del agua





https://www.youtube.com/watch?v=8UWb4a7Hsoc



Tiempos Modernos, de Héctor Ordoñez

Si la oscuridad nos cayó
como nos cae la soledad
y anduvimos vestidos de silencio
hasta encontrar la voz.

Si para empezar a hablar
fue necesario el grito
porque nuestra voz se moría,
entonces podemos suponer
que el dolor fue nuestro gran maestro
y la locura nuestra guía

El amor siempre



No olvidar!
El amor siempre gana!
Porque el amor es uno mismo!
Son los arboles y el sendero
(y también las piedras del sendero)

Hay que ser valiente
Usar la verde verdad,
Sujeta en los suspiros

SOLTAR EL PECHO

Y usar antiparras para ver abajo del agua





https://www.youtube.com/watch?v=8UWb4a7Hsoc



Tiempos Modernos, de Héctor Ordoñez

Si la oscuridad nos cayó
como nos cae la soledad
y anduvimos vestidos de silencio
hasta encontrar la voz.

Si para empezar a hablar
fue necesario el grito
porque nuestra voz se moría,
entonces podemos suponer
que el dolor fue nuestro gran maestro
y la locura nuestra guía

El lujo del encuentro

Dejemos de ser dos humanos, para ser dos almas Dejemos los cuerpos, fusionemos en solo uno Dejemos también el tiempo, sé mi eterno instante ...