La falta de inspiración se parece mucho a la
falta de fé. Es tedio. Es la imposibilidad de dar vuelta el cuaderno a esa
nueva página que aterra, que de tan blanca da miedo, que de tan buena no la
entiendo, y llenarla de vida. Es todo lo contrario a eso.
Yo, que nunca podré ser
conformista, escribo igual. Con algo de entusiasmo y 87% auto convencimiento, tomo una nueva página y vuelvo a escribir.
Vuelvo, eso es lo que yo hago, lo que yo sé hacer. No me voy de mi misma ni de
mi deseo. Voy igual. Voy de nuevo.
Escribo menos de lo que quisiera.
Empiezo con esperanza, me seduce el movimiento del lápiz. Releo y es una
mierda. La experiencia fue buena. Vuelvo a ser yo, yo escribiendo. Yo haciendo
lo que sé hacer. Yo haciéndolo bien de nuevo. Yo sintiéndolo de nuevo. Releo y
es una mierda.
Nadie te avisa que la inspiración
se acaba. Que puede llegar a no ser divertido. Hablan del arte, del amor al
arte, del amor y del arte. Existe, es real, no digo que mienten. Hay palabras
dentro mío que se ordenan solas y yo juego a que las entiendo. No tengo idea de
nada de lo que pasa en el medio, estoy en trance, soy un alma conectada a su
amo creador. No entiendo como sucede cuando sale bien, solo sé que El lo hace
por mí. Yo no lo sé hacer, pasa por dentro mío como tren prendido fuego que me
incinera pero yo al final nunca muero. Llego
a una estación aceptable. Sucede bien y quiero seguir escribiendo.
Otras veces sucede, ahora sucede,
que el paisaje continúa siendo pintoresco. El sillón es cómodo, la compañía es cálida.
Pero el trance es corto y no llego a
entregarme. Sucede que el lápiz me cuenta algo que me entusiasma pero no me lo
termina de contar. Sucede que no me satisface la ciudad a la que llego, que no
hay vida que la habite, que yo quería ir más lejos. Releo y es una mierda.
PARA ESCUCHAR: https://soundcloud.com/natalia-garcia-139/releer
British Museum, la muestra era sobre todos los medicamentos que consume una mujer en su vida.
https://www.youtube.com/watch?v=6uaXtiRoHpg
https://www.youtube.com/watch?v=8iWQzY9zYe0
Ajedrez, de Jorge Luis Borges
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
Aquí leído por él mismo, y yo me hago la moderna con soundcloud: https://www.youtube.com/watch?v=6knchcz-da4