viernes, 18 de septiembre de 2015

Releer



 La falta de inspiración se parece mucho a la falta de fé. Es tedio. Es la imposibilidad de dar vuelta el cuaderno a esa nueva página que aterra, que de tan blanca da miedo, que de tan buena no la entiendo, y llenarla de vida. Es todo lo contrario a eso.

Yo, que nunca podré ser conformista, escribo igual. Con algo de entusiasmo y 87% auto convencimiento,  tomo una nueva página y vuelvo a escribir. Vuelvo, eso es lo que yo hago, lo que yo sé hacer. No me voy de mi misma ni de mi deseo. Voy igual. Voy de nuevo.

Escribo menos de lo que quisiera. Empiezo con esperanza, me seduce el movimiento del lápiz. Releo y es una mierda. La experiencia fue buena. Vuelvo a ser yo, yo escribiendo. Yo haciendo lo que sé hacer. Yo haciéndolo bien de nuevo. Yo sintiéndolo de nuevo. Releo y es una mierda.

Nadie te avisa que la inspiración se acaba. Que puede llegar a no ser divertido. Hablan del arte, del amor al arte, del amor y del arte. Existe, es real, no digo que mienten. Hay palabras dentro mío que se ordenan solas y yo juego a que las entiendo. No tengo idea de nada de lo que pasa en el medio, estoy en trance, soy un alma conectada a su amo creador. No entiendo como sucede cuando sale bien, solo sé que El lo hace por mí. Yo no lo sé hacer, pasa por dentro mío como tren prendido fuego que me incinera pero yo al final nunca muero. Llego  a una estación aceptable. Sucede bien y quiero seguir escribiendo.

Otras veces sucede, ahora sucede, que el paisaje continúa siendo pintoresco. El sillón es cómodo, la compañía es cálida. Pero  el trance es corto y no llego a entregarme. Sucede que el lápiz me cuenta algo que me entusiasma pero no me lo termina de contar. Sucede que no me satisface la ciudad a la que llego, que no hay vida que la habite, que yo quería ir más lejos. Releo y es una mierda.


PARA ESCUCHAR: https://soundcloud.com/natalia-garcia-139/releer



British Museum, la muestra era sobre todos los medicamentos que consume una mujer en su vida.

https://www.youtube.com/watch?v=6uaXtiRoHpg


https://www.youtube.com/watch?v=8iWQzY9zYe0



Ajedrez, de Jorge Luis Borges


En su grave rincón, los jugadores 
rigen las lentas piezas. El tablero 
los demora hasta el alba en su severo 
ámbito en que se odian dos colores. 

Adentro irradian mágicos rigores 
las formas: torre homérica, ligero 
caballo, armada reina, rey postrero, 
oblicuo alfil y peones agresores. 

Cuando los jugadores se hayan ido, 
cuando el tiempo los haya consumido, 
ciertamente no habrá cesado el rito. 

En el Oriente se encendió esta guerra 
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 
Como el otro, este juego es infinito. 

II 

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
reina, torre directa y peón ladino 
sobre lo negro y blanco del camino 
buscan y libran su batalla armada. 

No saben que la mano señalada 
del jugador gobierna su destino, 
no saben que un rigor adamantino 
sujeta su albedrío y su jornada. 

También el jugador es prisionero 
(la sentencia es de Omar) de otro tablero 
de negras noches y de blancos días. 

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Aquí leído por él mismo, y yo me hago la moderna con soundcloud: https://www.youtube.com/watch?v=6knchcz-da4

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho tu blog
    Me acompaña una calurosa noche mientras retorno a mi ciudad

    ResponderEliminar

El lujo del encuentro

Dejemos de ser dos humanos, para ser dos almas Dejemos los cuerpos, fusionemos en solo uno Dejemos también el tiempo, sé mi eterno instante ...