Cada vez que toco una paredcada vez que me enfrento a unao a la misma, la de siempre
Cuando toco su nitidez rugosasu impenetrable realidadAl apoyar mi frente contra ellahasta que se torna roja, hasta que duelehasta que me olvido que somos entidades distintas
Quiero pasar a través de ellamaterializarme entre su cementoVolverme arena armarme de nuevo del otro lado
Cada vez que se me presenta lo impenetrablelo vacío, lo imposible que aún no veoEsa realidad que no controlo,que se me aparece a lo lejos con luces y bombosquiero fundirme con ella en un latido unísonoen un beso húmedo e impertinenteque me viaja cual Boeing 747hasta paralizarme, otra vez, en la misma rigidez
Uyuni, Bolivia
https://www.youtube.com/watch?v=Ee3rj9jHY-0
César Gonzalez, el pibe de la villa que atravesó la pared
ENCARGO (de Julio Cortàzar)
Uyuni, Bolivia
No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.
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