“… ¡De cuán distinto modo obra
este signo sobre mi alma! Próximo estás, sin duda, Espíritu de la tierra, pues
mis fuerzas se aumentan y siento en mí algo como la embriaguez del nuevo vino.
Ya no me falta valor para lanzarme al mundo, desafiar la miseria y la dicha
terrenas, luchar con las tempestades y ver sin pestañear en el naufragio la
desaparición de mi buque. El cielo se entenebrece, la luna oculta su luz, la
lámpara se apaga, sin despedir ya más que humo; cruzan por mi mente y en torno
de mis sienes lívidos fulgores, y siento en mí un estremecimiento profundo.
Bien lo veo; eres tú que te agitas en mi derredor, Espíritu que invoco;
preséntate a mis ojos. ¡Ah! ¡Cómo se me desgarra el seno! ¡Todo mi ser se lanza
en pos de nuevos sentimientos! - Todo mi corazón a ti se entrega. ¡Aparécete de
una vez, aún cuando tu aparición haya de costarme la vida!..." Fausto de
Goethe
Octavio - Es una historia de amor tan triste que ni yo creo ser el protagonista. Si me lo contaras de otra persona creo que lloraría igual
Clementina - Por no creer. Octavio. Osarás de pecador. Serás mutilado. Tus órganos
desechados.
Por no creer…
Estamos perdidamente enamorados o al borde de la locura?
Octavio - Cual es la diferencia? Creo debo dejarla ganar, galante bruja maldita.
Descorazonada como pocas. Desechable, descartable.
Creador - Se dejaron
tirados, sin siquiera un plan b. Se olvidaron, o eso se dijeron.
Se disecaron, dejaron de caminar tras el dolor de piernas que les regaló esa
ausencia.
Por no creer que el amor existe...
(Música de película, Octavio almuerza sólo... sopa en taza frente al televisor)
(Música de película, Octavio almuerza sólo... sopa en taza frente al televisor)
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