Confía, y elévate por encima
De repente en un mismo día siento
de todo. No me pasa absolutamente nada y también me pasa que me siento la mujer
más feliz y afortunada del planeta y me juro a mí misma y a quien sea que las
conozco a todas y que ninguna es tan dichosa como yo. De repente la alegría me
rebalsa el corazón y como embalse mal hecho se me derrama en lágrimas y el
cielo se me cae encima. ¿Cómo fue que sucedió? ¿Cómo es que soy la misma, o
estás dos anatemas, las que minuto a minuto ponen a juego mi sistema de
creencias? ¿Es un palo en la rueda lo que yo busco o es unificarme en una
gloria pacifica que me adelante a las preguntas de mi cerebro? ¿Son estas
preguntas descargas eléctricas automáticas de mi sistema léxico o realmente
estoy, aquí y ahora, aprehendiendo algo decisivo para mi futuro moral y mortal?
Entiendo que es absurdo
preguntarme tantas preguntas así como absurdo es el uso de la palabra pregunta
en esta oración que escribo sobre ellas, las preguntas. ¿Enemigas o compañeras
fieles de este ser que forjo a existir en plenitud? ¿Realmente he sido tan
habilidosa para escaparme de la felicidad o fue necesario el camino para llegar
a la paz? Y si realmente llegué, y si realmente esta es mi cúspide y somos de
este mismo planeta… ¿Por qué es que hoy aún existen las preguntas? ¿Puedo ser
yo tan incompleta? ¿O así como soy, soy creación perfecta del Dios divino en el
que creo (de creer y crear)?
Tengo una casa y dentro de esa
casa las botas más lindas de la temporada, en mi talle y color, mías. Soy plena
y abundante. Tengo todas las posesiones materiales que podría querer, y las espirituales
también. Tengo amigos de 60 años con los que me reúno una vez a la semana para
darles clases de Inglés, eso creen ellos, mientras yo voy a chuparme su sabiduría y poner mi
lengua entre sus arrugas para sentir todo en uno: lo ácido y lo dulce de esta
vida de la que intento armarme una buena versión. Hablábamos de habilidades con
el cartel de aprender el verbo CAN. ¿Es amar o succionar nuestra habilidad más
intrínseca? ¿Cuánto me limita el vacío léxico cuando entre AMAR y QUERER
(succionar, poseer) tengo que decidirme siempre en LOVE? Si yo te quiero,
"como se quiere a un lemon pie"
dijo Rita, te succiono y te chupo porque quiero que seas parte mía, que andes
por acá cerca y no se te ocurra decepcionar mis creencias. ¿ Y si durante los
próximos minutos te amo y luego decido soltarte como se suelta, con dolor y con
alivio, un vómito de una comida deliciosa que no estoy lista para digerir? Si
solo te veo, te acepto, te tomo y te comparto pleno al mundo que está también mirándote
girar y espera tu respuesta, que es grande. ¿ Es ese el palo en la rueda que
detiene la inundación de preguntas o la gota que derrama mi embalse de dos
manos que se me vacían?
el mismisimo palo en la rueda fotografiado por un desconocido en una exposición de fotografias de desconocidos en el British Museum
https://www.youtube.com/watch?v=Hv3jQ0LfPgI
Estoy aquí cantando, el viento me lleva,
estoy siguiendo las pisadas de aquellos que se fueron
Se me ha permitido venir a la montaña del poder
He llegado a la gran cordillera del cielo,
camino hacia la casa del cielo
El poder de aquellos que se fueron vuelve a mí
Yo entro en la casa de la gran cordillera del cielo
Los del infinito me han hablado.
la traductora es Anne Chapman en Fin del mundo: los seknam de Tierra del Fuego, 2002
estoy siguiendo las pisadas de aquellos que se fueron
Se me ha permitido venir a la montaña del poder
He llegado a la gran cordillera del cielo,
camino hacia la casa del cielo
El poder de aquellos que se fueron vuelve a mí
Yo entro en la casa de la gran cordillera del cielo
Los del infinito me han hablado.
la traductora es Anne Chapman en Fin del mundo: los seknam de Tierra del Fuego, 2002
WE TRIPANTU
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