Irse hacia uno mismo.
El maestro tenía razón,
La realidad es cambiante.
La ciudad se veía tan diferente.
Una potente luz brillaba de su interior
Una gran aura luminosa. Dos
Impecables, todos vestidos de azul
Agradecidos al Arcángel que cortó sus cadenas
Un amor tan incondicional
Que apenas podía resistirse
“Te presento mis muletas y mis abolladuras
Mis vestidos, los viejos y los nuevos”
De todo eso yo ya me olvidé…
Amor y gratitud sumados
Eso es compasión.
Oceánicos. Completos
Azules
En concordancia con todo lo que vive
Y más vivos que nunca
La unión perfecta
Entre lo masculino y lo femenino
Entre el rigor y la misericordia
Entre el fuego y el cielo
Podemos iluminar esta realidad
met
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